Parábola

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La palabra parábola es de origen griego y significa «colocar al lado de». En sus inicios, los griegos nombraron así a toda ilustración narrativa breve y ficticia.

Entre sus características están:

  • Forma simple de narrativa.
  • Narra hechos simples y consistentes.
  • La historia es realista y probable.
  • No tiene detalles estraños.
  • Es fácil de recordar.
  • Posee un lenguaje metafórico que permite entablar discusiones.

Florecimiento

Mucho tiempo después, la parábola se conoció como una narración que se daba de forma natural y trataba sobre asuntos morales y espirituales.

En Israel, los maestros utilizan parábolas para impartir sus enseñanzas. La Biblia constata que fue la forma más conocida que utilizó Jesús para impartir sus preceptos.

Exponentes

  • Platón, en La República, hizo uso de parábolas.
  • Ignacy Krasicki con El hombre ciego y el cojo, El rey y los escribanos, El borracho.
  • En el siglo XIX destacó la parábola de Henry Hazlitt, La ventana rota.
  • Raduan Nassar, en su obra Labor arcaica, recurrió a la parábola para comunicar su mensaje.
  • Franz Kafka, en El proceso y El castillo, destacó un carácter parabólico en su narrativa.

Ignacy Krasicki

(1735 – 1801)

Escritor polaco. Estudió la carrera eclesiástica, y se convirtió en arzobispo de Gnessen. Fue novelista, comediógrafo, fabulista. Sus obras se ven influenciadas por Jean de La Fontaine y otros escritores del Iluminismo.

De la Biblia destacan las siguientes parábolas:

  • El sembrador
  • El trigo y la cizaña
  • La semilla de mostaza
  • La levadura
  • La oveja perdida
  • El hijo pródigo
  • La moneda perdida
  • Los talentos

La oveja perdida

Parábola

¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?

Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido».

Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un sólo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

San Lucas 15:4-7