Cristina une las letras
Cristina vivía cerca del lago de Atitlán. Cada ves que iba al pueblo, veía un rótulo en donde sólo alcanzaba a leer, «A, t, i…». la niña pensaba: «si tan sólo pudiera unir las letras»
Había otra cosa difícil para Cristina: ella no podía trenzar sus cabellos. Luego de bañarse durante las mañanas los peinaba y se hacía una cola, luego por las tardes intentaba trenzarlos. Ella siempre decía «si tan sólo pudiera unir las letras y mis cabellos».
La maestra y la mamá decidieron ayudar a Cristina: en la mañana jugaba a unir las letras y en las tardes intentaba entrelazar sus cabellos.
Un día iba corriendo a estudiar y observó el mismo rótulo de siempre, pero ahora ya pudo leer «Bienvenidos al lago de Atitlán».
-¡Hurra! ¡Hurra! ¡Ya puedo unir palabras!- dijo Cristina. Luego pensó: «pronto aprenderé a trenzar mis cabellos» y corrió a contarle a su mamá que ya sabía leer.
Gilda Virginia Contreras Pérez
Adaptación 154 palabras