A Guatemala

Dulce tierra solar, de piel oscura,

dulce tierra caliente, a nadie extraña,

yo amo desde tu seno de montaña,

hasta el húmedo pie de tu llanura!

El Océano que abraza tu cintura

hecho torrente, se internó en tu entraña

y en la lluvia y el río que te baña,

madre, joven, mantiene su frescura.

Se inclina hasta besar tu piel morena

un cielo azul, traslúcido y sereno;

la montaña te hincha, como llena

un suave cuerpo femenil el seno

y vas preñada de la dulce pena

de un pardo vientre eternamente bello.

Autor: Rafael Arévalo Martínez

Tomado del libro: Poemas escogidos para niños.

Autor: Francisco Morales Santos