¡Agh, qué mal sabe!
A todos nos han enseñado que después de cada comida hay que cepillarse los dientes. Pero también a todos nos ha pasado que cuando probamos algo cuando acabamos de cepillarnos nos sabe tan mal que hasta se nos quitan las ganas de comerlo. Y es que la culpable de este mal sabor es la pasta de diente, pues contiene sulfato de sodio que bloquea los receptores dulces en la lengua y crea rampas hasta nuestros receptores de amargura. ¿Qué te parece? Ahora ya lo sabes, así que cuando recién te lavaste los dientes mejor espera algunas horas antes de volver a comer algo.