Calcetines blancos

Calcetines blancos

Los calcetines blancos corrían y gritaban en el closét de Tomás. Las parejas se separaban para no ser elegidas, porqué el día siguiente él iría a su clase de gimnasia y sabían que regresarían rotas y manchadas.

De pronto un calcetín viejo salió del fondo del cajón. Casi no caminaba, tosía sin parar y sus puntas eran remiendos ya de tono gris. Se sacudió el polvo tratando de hacerse notar y habló para que lo escucharan.

-La alegría de arropar los pies de Tomás es más que ensuciarse romperse o mancharse.

-El día que llovía fui a parar a un charco y la sonrisa de Tomás fue la esponja que me hizo secar. El agujero que me hice en el talón fue cuando anotó el gol de la victoria en el último recreo del año escolar. La mancha en mi costado fue cuando Tomás dejo caer el aderezo de su sándwich, porque una niña le sonrío.

Todos los calcetines aplaudieron y entendieron que su deber más grande era ser estrenados por un niño.

Tomás dejó de llevar notas a su maestra porque desde ese momento siempre tuvo calcetines para entrenar el día de gimnasia escolar.

Ana Lucrecia Escobar Galo

Adaptación 197 palabras