¡Con un GPS en la nariz!
Las aves marinas como los albatros y los frailecillos vuelan durante días sobre el mar abierto en busca de alimento y luego regresan a sus nidos sin ningún problema. ¿Alguna vez te has preguntado cómo le hacen para encontrar el camino sin perderse? Pues lo que sucede es que son capaces de volar largas distancias y regresar a su hogar gracias a su memoria olfativa. Sí, su sentido del olfato les funciona como un GPS, es decir, siguen los olores transportados por el viento.
Para llegar a esta conclusión, un grupo de científicos colocaron un dispositivo GPS en las espaldas de 201 frailecillos, con el propósito de rastrear los viajes que realizan. Después de analizar los datos recopilados, descubrieron que las aves seguían casi los mismos patrones de vuelo y concluyeron que se orientan con una especie de mapa o paisaje de olores. Según los investigadores, estas aves son capaces de memorizar los olores y asociarlos como direcciones.
Fuente: DPA