El cerebro
El encéfalo consta de:
- Tallo cerebral: comunica la médula espinal y el cerebro.
- Cerebelo: controla la ira, el placer y las contracciones de postura y balance (movimiento).
- Cerebro: órgano principal del Sistema Nervioso.
Cerebro
Parte más prominente del encéfalo. Está ubicado sobre el tallo cerebral y consta de:
Diencéfalo: formado de tálamo e hipotálamo.
- Tálamo: conduce impulsos motores de la corteza cerebral a la médula espinal. Interpreta sensaciones de dolor, presión, temperatura y tacto ligero.
- Hipotálamo: regula y controla la hipófisis (glándula que controla hormonas). Interviene en las emociones y la memoria. Se ocupa del estado de alerta y sueño.
Hemisferios cerebrales: el cerebro se divide en dos partes. El cuerpo calloso los une y permite su comunicación.
- Hemisferio izquierdo: controla la mano derecha, habilidades científicas, numéricas, razonamiento, lenguaje hablado y escrito.
- Hemisferio derecho: controla la mano izquierda, habilidades artísticas y musicales; percepción de espacio e imaginación.
Corteza cerebral (materia gris): capa exterior del cerebro con células no mielinizadas. La superficie tiene pliegues, surcos y cisuras de diferentes profundidades.
Materia blanca: se encuentra debajo de la corteza cerebral y sus células están cubiertas de mielina, que aumenta la velocidad del impulso nervioso.
Lóbulos del cerebro
Se sitúan debajo de los huesos que llevan el mismo nombre. Cada lóbulo tiene diferentes funciones.
Frontal: movimientos voluntarios de los ojos y movimientos musculares. Traduce los pensamientos en palabras (Área de Broca en el hemisferio izquierdo).
Pariental: localiza las sensaciones donde se originan y las almacena en la memoria. Interpreta sensaciones gustativas.
Temporal: área auditiva primaria. Traduce las palabras en pensamientos (Área de Wernicke). Descifra sensaciones referidas con el olfato.
Occipital: área visual primaria, relaciona experiencias visuales presentes con las anteriores.
Cuidado del cerebro
Evitar el consumo excesivo de alimentos grasosos, ya que la sangre se concentra en el Sistema Digestivo y la irrigación es menor en el cerebro y otros órganos.
Consumir frutas secos (manías, almendras y nueces), porque nutren el cerebro.