Estimulación temprana: la clave para un buen desarrollo

Es momento de estimularlo

 

Un niño que recibe una estimulación psicomotora desde los primeros años podrá conocer mejor el mundo que le rodea, socializar, sentirse seguro de sus habilidades y desarrollar su pensamiento lógico. Su autonomía e independencia estarán garantizadas.

 

 

La estimulación temprana consiste en preparar al cerebro y los músculos para el desarrollo integral y acelerado de las distintas funciones y facultades del niño, tanto psicológicas como emocionales y motrices. Su objetivo es brindar la oportunidad de formar una estructura cerebral sana y fuerte.

 

 

El desarrollo motor desde el nacimiento hasta los dos años va de la mano con el progreso del pensamiento, ya que el movimiento es el medio por cual el niño conoce su entorno a través de la exploración, experimentación y manipulación, siempre utilizando todos sus sentidos.

Vínculo maternal, como comienzo

 

 

La base de la psicomotricidad es el vínculo afectivo y la base de la motricidad es la conciencia corporal. La relación estrecha con mamá y papá es el primer estímulo necesario para el desarrollo del bebé. El contacto físico es una necesidad básica. A partir del primer mes, el bebé podrá recibir masajes infantiles, los cuales estimulan el área cognitiva, motora, social, afectiva y del lenguaje.

 

 

El porteo seguro también es un gran estímulo, ya que el niño estará pendiente de cada movimiento mientras el adulto lo lleva. A partir de los 4 meses ya se empieza el estímulo motriz, para más adelante iniciar con la estimulación lectora.

Áreas claves para la estimulación

 

La psicomotricidad es la psicología del movimiento y abarca todas las áreas de desarrollo. Desde los primeros años es importante tomar en cuenta el desarrollo motor que incluye conciencia corporal, rodamiento, arrastre, gateo y caminar.

 

La estimulación como tal incluye dos tipos de motricidad:

  • Gruesa: se realiza con todos los músculos grandes del cuerpo, por ejemplo: caminar, correr, lanzar y hacer deporte.
  • Fina: en ella se utilizan los músculos finos del cuerpo, por ejemplo: la coordinación de la visión con los músculos de las manos y pies.

 

Y abarca 4 áreas:

  • Cognitiva:el niño aprende a relacionar, comprender y adaptarse a nuevas situaciones, utilizando el pensamiento y el contacto directo con su mundo.
  • Motriz: se relaciona con el movimiento y desplazamiento. Incluye la coordinación entre lo que el niño ve y toca.
  • De lenguaje: permite que el niño vea la relación de las palabras con los objetos y actividades. Esta área le ayudará a expresarse mejor.
  • Socioemocional: esta le ayudará a sentirse seguro de sí mismo, capaz de relacionarse con los demás, respetando normas.

 

Estimule a través del juego

 

Estimule a su hijo a través de actos repetitivos y crecientes en intensidad, frecuencia y duración, siempre considerando su etapa de crecimiento. Entre los juegos que puede practicar están los de equilibrio como caminar sobre una línea, sobre piedras o saltar en un pie, de imitación, rimas o adivinanzas.

 

No olvide todas aquellas actividades que estimulen los sentidos, la interacción con otros niños y el movimiento como los juegos al aire libre, la práctica de un deporte o cualquier actividad que implique movimiento.

 

Tomado del artículo escrito por Jessica González, publicado en el suplemento Colegios de Prensa Libre. Fuentes: Ana Lucía Penagos, psicomotricista educativa de Muévete y Crece, teléfono: 2367 1456. Lisbeth Morales, psicopedagoga y profesora en educación especial, lis81morales@gmail.com