¿Falso o verdadero?

En el mundo pasa muchas cosas raras y curiosas incluso algunas que al saberlas parecen mentira. Pero aunque no lo creas aquí te contamos 10 datos curiosos que aunque no lo parezcan son totalmente verdaderos.

1. El buzón de correos más profundo del mundo está en la bahía de Susami en Japón. Está a 10 metros bajo el agua, increíble ¿quién dejará ahí sus cartas?

2.  En 1923, el jinete Frank Hayes ganó una carrera en Belmont Parl en Nueva York a pesar de estar muerto. Sí, él sufrió un ataque al corazón a mitad de la carrera, pero su cuerpo se quedó en la silla hasta que el caballo cruzó la línea de meta. Uno de los triunfos más raros de la historia.

3.  Los piratas llevaban un parche negro en el ojo para ver mejor en la oscuridad. Lo que sucede es que el ojo humano tarda entre 4 y 6 minutos para adaptarse a un cambio brusco de luz, así que si un pirata entraba al interior de una nave estaba prácticamente muerto. Por eso cuando tenían que entrar a la zona oscura se cambiaban el parche de ojo o se destapaban ambos, así podían luchar en la oscuridad.

4.  Los patitos identifican como mamá al primer ser que vean por más de 10 minutos después de haber nacido. Curiosamente, el recién nacido podría seguir un juguete u objeto mecánico si fuera lo primero que viera.

5. Dos tercios de la población mundial nunca han visto la nieve. Y tú, ¿a qué parte de la población perteneces?

6.  Una bola de vidrio, como una canica, puede rebotar más alto que una bola de goma.

7.  Los apretones de manos al saludar estaban destinados originalmente para asegurarse de que la persona con la que se reunía no portaba un arma oculta. Cerrar la mano demostraba que la mano estaba vacía y sacudirla era para sacar alguna arma que tuviera escondida en la manga.

8.  Cada año mueren más personas por ataques de abejas que por ataques de serpientes.

9.  Casi todas las personas perciben un olor distinto en el aire después de llover. Ese olor es causado por una bacteria llamada actinomicetos.

10. El tamaño de nuestros ojos siempre es el mismo desde que nacemos, pero nuestra nariz y orejas nunca dejan de crecer.