¿Alguna vez te has sorprendido hablando contigo mismo? Seguro que sí, a todos nos ha pasado más de una vez.
Cuando hablamos solos en voz alta, inmediatamente nos aseguramos de que nadie nos esté escuchando porque pueden pensar que estamos locos. Sin embargo, con esto ayudamos a nuestro cerebro a concentrarse mejor en alguna tarea o problema a resolver y a procesar mejor la actividad que realizamos.
Los investigadores de las universidades de Wisconsin y de Pensilvania, en Estados Unidos, realizaron un experimento con 20 voluntarios a los que se les pedía que encontraran diferentes objetos dentro de una habitación. Los científicos observaron que las personas que repetían en voz alta el nombre del objeto mientras realizaban las tareas, lograban terminar la prueba en menos tiempo que las demás.
Otros estudios han demostrado que los niños, cuando repiten en voz alta las acciones que deben hacer, como amarrarse los zapatos, aprenden el proceso con más eficacia. O si estudian repitiendo en voz alta el contenido del examen, obtienen mejores resultados.
Interesante, ¿no crees? Haz la prueba en casa, repite en voz alta lo que tienes que hacer y descubre si así obtienes mejores resultados.