La jarra milagrosa
Una jarra se encontraba abandonada afuera de un rancho porque doña Juana había comprado un nuevo jarrón para la cocina.
¡Pobre de ti!, ya no eres útil. Mira cómo estás de sucia, astillada y con ranuras. -decía el jarrón lleno de orgullo-.
La jarra lloraba desconsoladamente porque se sentía inútil, luego de haber sido siempre trabajadora y alegre.
Esa tarde, las nubes dejaron caer unas brillantes gotas de lluvia que cubrieron la aldea.
Muchas de aquellas gotas cayeron precisamente dentro de aquella jarra abandonada, que se afanaba en recoger agua, hasta que se llenó completamente.
Durante la noche no durmió, pues con mucho trabajo logró impedir que alguna gota se escapara por sus ranuras.
A la mañana siguiente, el Sol despertó risueño y las flores multicolores se sacudieron las gotas de agua. Todos los pajarillos estaban complacidos bebiendo agua de la jarra abandonada. ¡Qué feliz se sentía al poder ayudar a los demás otra vez!
El cielo que había visto aquel noble gesto, la transformo en una bella fuente en medio del bosque para que acudieran todos los animales a calmar su sed.
Luis Gilberto Guamuch Ixjotop
183 palabras Adaptación