Las gemelas
Luna y Estrella eran dos niñas gemelas, tenían rizos, reían igual, sólo que a Luna le gustaba el color rosado y a Estrella el anaranjado.
Una tarde antes de empezar a estudiar, Luna y Estrella decidieron hacer pasteles para agradar a su nueva maestra. Cada una lo decoró a su gusto.
El primer día de clases, la maestra vio que una de sus alumnas entró con un pastel rosado que se veía apetitoso. La maestra guardó el pastel y la niña se fue a jugar al patio.
La profesora reanudó lo que estaba haciendo, pero nuevamente vio entrar a la misma niña con un pastel anaranjado. La maestra estaba muy confundida porque era extraño que la misma niña le regalara dos pasteles el mismo día.
Estrella notó la cara de sorpresa de su maestra y corrió a traer a su hermana Luna. Entonces, la confusión se resolvió cuando las gemelas se presentaron y le contaron a su maestra que eran gemelas y que a una le gustaba el color anaranjado y a la otra el color rosado.
Desde entonces, la maestra tuvo dos estudiantes tan iguales, que siempre se divertía adivinando quién era quién.
Vivian Irene Arenas Vielman
Adaptación 195 palabras