Mis viejos tenis
Hace varios años, mis padres me regalaron un par de tenis. Los usaba todos los días y me gustaban tanto que hasta los soñaba. Sentía que esos zapatos eran mis mejores amigos: les hablaba, los limpiaba y siempre los guardaba en su lugar.
Luego de tanto uso, los tenis se deterioraron, las suelas se despegaron y las cintas se rompieron. Todos me decían que debía tirarlos, y un día, cuando estaba a punto de hacerlo, escuché que decían: «¡No nos tires, no nos tires!».
Me sorprendí cuando descubrí que mis tenis me suplicaban que no me separaba de ellos. Platicamos durante un gran rato, y recordamos cuando jugábamos por todos lados.
Con lágrimas en los ojos, prometí que nunca nos separaríamos, y con paciencia y amor, remendé sus partes rotas. Ahora ya no me quedan porque mis pies crecieron, pero los conservo en mi ropero y no me separaré de ellos nunca.
Joshua Gabriel Rojas Raxón
Adaptación 151 palabras