Un día en la selva

Un día en la selva

Rodrigo era un niño que desde pequeño había visto que por las mañanas su papá tomaba sus herramientas, se ibá en caballo y regresaba hasta muy tarde. Él siempre se preguntaba a dónde iba su papá.

Muchos años después, el papá lo invitó a irse con él y partieron en caballo a la sierra de Santa Cruz, en el departamento de Izabal. El camino era de terracería, muy escabroso y difícil de recorrer, únicamente podía ser transitado a caballo.

Sólo se escuchaba el ruido de pájaros y monos. Rodrigo pensó que eran leones, pero no, el padre lo tranquilizó, eran los monos aulladores. De pronto, apareció una culebra y el caballo relinchó, Rodrigo se sujetó de las crines del caballo. El papá espantó a la culebra con una rama y dijo: «Tranquilo hijo, era una mazacuata, pero ya se retiró».

Más tarde, entraron a terrenos con muchos ríos y riachuelos, donde un cocodrilo se sumergía en el agua, y se quedaron inmóviles. El papá sonrío nuevamente y dijo: «No te preocupes, era un cocodrilo pantanero, que buscaba refugio».

Al atardecer, se detuvieron a descansar le narró historias de monos, lagartijas, aves, nutrias y muchos animales más que Rodrigo no conocía. Rodrigo contó a todos sus amigos esta gran experiencia y ya está listo para emprender el próximo viaje a esa hermosa selva donde habitan miles de animales desconocidos para Rodrigo.

Eduardo Estrada Salguero

Adaptación 234 palabras