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Revolución mexicana

Luego de todos los cambios surgidos en los países latinoamericanos después de su separación de España, la política de cada país cayó en manos de presidentes que pensaron gobernar de forma vitalicia bajo la creencia que solo ellos podían ayudar eficazmente al país a prosperar.

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Luego de todos los cambios surgidos en los países latinoamericanos después de su separación de España, la política de cada país cayó en manos de presidentes que pensaron gobernar de forma vitalicia bajo la creencia que solo ellos podían ayudar eficazmente al país a prosperar, aunque en realidad quitaban tierras a los campesinos y oprimían cualquier intento de una democracia real, uno de estos países fue México.

El territorio mexicano se encontraba bajo el control casi perpetuo (30 años) del general Porfirio Díaz, quien había formado una nación económicamente creciente con un desarrollo industrial constante que le permitía sobresalir sobre las demás naciones de latinoamérica pero a costa de los habitantes de México.

Díaz gobernó de forma militar manteniendo un control absoluto de las instituciones, cortando toda libertad de prensa o desarrollo de líderes políticos, quitando tierras a los campesinos para trabajarlas bajo el sistema feudal y explotando a la clase trabajadora en las ciudades más grandes donde no tenían derechos laborales básicos.

Foto: México desconocido

 

Cuando Díaz llegó al poder por primera vez en 1877, encontró un México lleno de deudas y con pocas reservas, por lo que se decidió por dar un impulso a la economía mexicana mediante la inversión extranjera, aunque no se dió de manera correcta y lo ofrecido fue una mano de obra a muy bajo costo que conllevaba condiciones laborales deplorables con largas jornadas de trabajo (12 horas), salarios bajos y con un gran número de prohibiciones llevando a que casi el 70% del territorio mexicano estuviera bajo el control de empresas extranjeras.

Porfirio logró modificar la constitución para en 1884 ser reelecto y extender su periodo de gobierno diversas veces, cosa que no agradó a los campesinos que sufrían cada vez más la opresión de inversionistas extranjeros, por lo que comenzaron a formarse grupos partidarios de una revolución que lograra liberar a la población de un gobierno tiránico.

Este proceso de revolución y lucha por los derechos del pueblo comenzó con el Plan de San Luis el 5 de octubre de 1910 que buscaba derrocar a Díaz bajo el mandato del ex candidato y lider liberal Francisco Madero.

 

Este plan tenía como lema “Sufragio efectivo, no reelección” buscando evitar la reelección de Díaz para el periodo 1910-1914, restablecer los derechos laborales y la repartición de tierras mediante la lucha armada con apoyo del pueblo. Madero llamó a la acción el 20 de noviembre, aunque en diferentes estados se dieron enfrentamientos armados entre el ejército nacional y los ejércitos del pueblo bajo el mandato de distintos líderes.

Foto: México desconocido
Foto: México desconocido

 

 

 

 

 

 

En esta lucha surgieron diversos líderes revolucionarios como Emiliano Zapata, Francisco “Pancho” Villa, Álvaro Obregón y Pascual Orozco que lograron, con diversas luchas armadas presionar al gobierno y lograr la renuncia de Porfirio Díaz el 25 de mayo de 1911, marcando el fin de sus 35 años de gobierno y dando paso a nuevas elecciones. Francisco Madero resultó ganador de las elecciones asumiendo la presidencia de México el 6 de noviembre de 1911, aunque pronto se dieron nuevas disputas debido a que el nuevo gobierno no estaba respondiendo efectivamente a las demandas revolucionarias iniciales.

Estas nuevas disputas lograron dividir  lo que inicio como la alianza para la revolución, en varios bandos definidos como defensores de los ideales revolucionarios, logrando que, bajo el mando de Emiliano Zapata se lanzara el conocido como Plan de Ayala y bajo el de Pascual Orozco el Plan de la Empacadora, desconociendo así la presidencia de Francisco Madero.

El gobierno maderista logró, mediante el apoyo de las tropas de Pancho Villa, defenderse por dos años de los insurgentes; pero en 1913, luego de 10 días de enfrentamientos entre el gobierno y los nuevos grupos con apoyo de muchas mujeres también, conocidas como las Adelitas, se da el golpe militar que lleva a la renuncia de Madero el 19 de febrero y su posterior asesinato.

Sin embargo, la revolución mexicana no terminó ahí ya que, luego de la caída de Madero, uno de sus generales tomó el control y se declaró como presidente luego del asesinato de Madero. Venustiano Carranza y Abraham González, parte del gobierno de Madero pronunciaron a Huerta como el Usurpador y comenzaron nuevamente diversos planes para convocar la lucha del pueblo buscando restablecer la legalidad del país formando dos ejércitos, el Constitucionalista con Villa, Obregón , González y Zapata y el Convencionista con Carranza al frente.

Foto: México desconocido

 

Mediante el Plan de Guadalupe, Carranza logra en julio de 1914 asumir el poder aunque los constitucionalistas no lo reconocen como presidente dando paso a una guerra de guerrillas que terminan por perder Villa, Zapata y sus aliados. El fin definitivo de la conocida como revolución mexicana llega con la creación de una nueva constitución en 1917 dedicada a tener en cuenta las causas revolucionarias como el derecho agrario, los derechos laborales, educación y salud garantizada por el Estado, la libertad de prensa y derechos políticos igualitarios.