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Nazismo y Fascismo

La Primera Guerra Mundial dejó una situación complicada en relación al ámbito económico, político y social en muchos territorios europeos, principalmente en Alemania, generando una crisis extendida que creaba preocupación y resentimiento en las sociedades, preparando el territorio y permitiendo el surgimiento de diversos grupos políticos extremistas.

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La Primera Guerra Mundial dejó una situación complicada en relación al ámbito económico, político y social en muchos territorios europeos, principalmente en Alemania, generando una crisis extendida que creaba preocupación y resentimiento en las sociedades, preparando el territorio y permitiendo el surgimiento de diversos grupos políticos extremistas.

Entre todos los países europeos afectados, los países que causaron mayor revuelo postguerra y facilitaron la Segunda Guerra Mundial fueron Italia y Alemania con el surgimiento de los movimientos conocidos como: Fascismo y Nazismo que iniciaron generando sentimientos de valor nacional, pero terminaron como grandes movimientos de exterminio con crueles dictadores al mando.

 

Fascismo: 

El movimiento conocido como Fascismo se desarrolló en Italia a partir de los pensamientos de un veterano de la Primera Guerra Mundial llamado Benito Mussolini. Este ex combatiente y editor de periódicos socialistas estableció el Partido Fascista como una organización de la nueva derecha que hacía énfasis en el nacionalismo italiano, creyendo que a través de programas de terror e intimidación se lograría oprimir a los oponentes de izquierda y dar soberanía a la raza italiana sobre las demás.

En octubre de 1922 Mussolini guió una marcha con su partido político por la capital italiana, cosa que llamó la atención del rey Emmanuel lll, quien terminó por pedir al posterior dictador formar un nuevo gobierno del que fue primer ministro. Mussolini trabajó junto con el parlamento italiano existente, pero rápidamente terminó por eliminarlo con el uso de la fuerza bruta convirtiéndose en dictador o “el líder” de Italia en enero de 1925 formando el estado fascista.

 

Foto: Shutterstock

Mussolini intentó buscar el apoyo para formar nuevos tratados con sus aliados en la Primera Guerra Mundial, pero la forma en la que invadió Etiopía en 1953 terminó cualquier esperanza de alianzas con estos países. Debido a este fallido intento de buscar apoyo se unió en 1936 al líder Nazi Adolf Hitler para apoyar a Francisco Franco y sus fuerzas nacionalistas en la Guerra Civil española, que sirvió como movimiento inicial para posteriormente formar el Eje Berlín-Roma y comenzar la Segunda Guerra Mundial.

 

Mussolini terminó perdiendo control de su territorio con la invasión de los Aliados a Italia en julio de 1943, cosa que causó rebeliones dentro del mismo partido Fascista y llevó a su arresto en 25 de julio de ese año. El dictador fue rescatado por los alemanes y puesto como encargado de la región norte de Italia controlada por los alemanes pero fue capturado con la caída del Imperio Nazi y el 29 de abril de 1945 fue ejecutado.

 

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Nazismo: 

Este movimiento nacionalista fue inspirado por el ascenso de Mussolini y el partido italiano Fascista al poder, aunque terminó superándolo y siendo el socio más poderoso en el eje Berlín-Roma.

 

Luego de la Primera Guerra Mundial, el pueblo alemán se encontraba tratando de cumplir con lo establecido en el Tratado de Versalles, que causó daños en su economía al tener que reducir sus fuerzas armadas, ceder territorios y pagar deudas por guerra; lo que hizo que el pueblo alemán se sintiera abandonado y traicionado por sus líderes, dejando a toda su población en una posición vulnerable para creer cualquier promesa.

 Aprovechando este clima de inseguridades y enojo, en septiembre de 1919, un veterano de guerra llamado Adolf Hitler se unió al partido de los alemanes trabajadores, que pasaría a ser el partido Nazi buscando impartir sus creencias.

 

Foto: Shutterstock

Hitler, un orador natural, pudo difundir de manera efectiva sus ideas de una Alemania unificada partiendo de las desilusiones del mismo pueblo y dándole a este un rostro al cual culpar por la pobreza y problemas generados luego de la guerra. Se difundió entonces la idea que los judíos eran los culpables de todo, la razón por la que no podían progresar y que estos financiaban y manipulaban a los Aliados buscando dominar al mundo.

 

Hitler consiguió un número grande de seguidores y en 1923 intentó derrocar al gobierno existente pero su plan falló y fue encarcelado por 9 meses; aunque la publicidad generada por el intento fallido de derrocar al gobierno lo hizo más famoso. Eso, junto con un una campaña intensa de publicidad con imágenes fuertes y mensajes simples y el impacto de la gran depresión en la ya vulnerable economía alemana facilitaron la situación para que Hitler criticara al gobierno y prometiera, como parte de su campaña, regresarle a Alemania la grandeza perdida en los últimos años. Estas promesas hicieron rápidamente creer al pueblo que habían encontrado a su salvador y aunque perdió las elecciones de 1932, el presidente electo Paul Von Hindenburg lo eligió como Canciller del gobierno, desde donde pudo tomar decisiones políticas importantes como triplicar la fuerza militar del país a costa del tratado de Versalles, prohibir a los partidos políticos rivales y establecer las leyes antisemitas que prohibían a los judíos trabajar, votar y ocupar lugares públicos.

 

Desde este puesto comenzó una intensa propaganda para difundir sus ideas a través de artes, películas y libros, y luego de la muerte de von Hindenburg en 1934 se declara “Führer” y dictador absoluto de Alemania desde donde pudo iniciar la Segunda Guerra Mundial buscando imponer la soberanía alemana.